lunes, 22 de abril de 2013

Se cuadruplicó en cuatro años el impacto de Ganancias para jubilados (Silvia Stang, La Nación)

Reproduzco interesante artículo sobre descuento de ganancias en jubilados publicado en La Nación de hoy.

El peso del impuesto para las personas que cobran los mayores haberes pasará de 3% que tributaban en 2010 a un estimado de 13% para este año, por efecto de la inflación

Por Silvia Stang | LA NACION

El peso que representa el descuento del impuesto a las Ganancias en los haberes jubilatorios se cuadruplicó en los últimos cuatro años en el caso de quienes cobran el haber máximo, que desde marzo pasado es de $ 15.861,24 en bruto ($ 14.974,60 netos del aporte al PAMI). Para esos pasivos, la carga fiscal llegaría este año a 13% del ingreso neto -unos $ 24.800-, mientras que esas mismas personas tributaron 3% en 2009 y 2010; 6%, en 2011, y 10%, el año pasado.

Ese efecto de una presión fiscal que sube sin que mejore el poder adquisitivo -debido a la deficiente actualización de los ingresos imponibles frente a la inflación y al alza de los haberes- no se limita a ese grupo de jubilados: muchos de quienes ganan bastante menos que el ingreso máximo del sistema que gestiona la Anses comenzaron a verse en los últimos años afectados por el impuesto o, si ya lo estaban, vieron aumentada la porción con la que se queda el fisco.

Por ejemplo, quien comenzó 2012 con un ingreso mensual de 5325,50 pesos y no pagó Ganancias durante ese año, en el que está en curso sí tributará y el monto podría ser de 815 pesos.

Las cifras surgen de un estudio elaborado por el abogado Adrián Tróccoli, que se especializa en temas previsionales. Los datos hasta 2012 reflejan lo que efectivamente pasó, mientras que los de este año son estimaciones, resultados de ejercicios basados en escenarios probables y bastante moderados.

"Un jubilado que en enero de 2012 no pagaba Ganancias por cobrar 6065 pesos en bruto mensuales ahora paga", graficó Tróccoli, quien agregó que en todo este año esa persona tributaría 3025 pesos. La carga significaría así casi un 3% del ingreso jubilatorio neto, casi el doble respecto de la tasa de descuento de 2012, cuando en valores absolutos ese jubilado debió resignar unos $ 1475 de su bolsillo. En 2011, en tanto, no había sido alcanzado por el impuesto.

Para elaborar los ejemplos se estimó para este año un aumento de haberes, por aplicación de la ley de movilidad, de 25 por ciento. En marzo se otorgó un 15,18 por ciento, por lo que se consideró para septiembre una suba de 8,53 por ciento.

Si ese ajuste fuera mayor, el efecto sobre la carga tributaria crecería respecto de los resultados que arrojó el trabajo. También se tuvieron en cuenta los anuncios hechos por el Gobierno sobre la suba de los ingresos sujetos al impuesto.

El hecho de que se consideren para los ejemplos personas sin cargas de familia tiene que ver con que, en la generalidad de los casos, los jubilados no tienen hijos menores de 24 años por los que puedan declarar una deducción que aliviaría el pago.

Por otra parte, si están casados, es poco probable que estén en condiciones de hacer el descuento por cónyuge, porque la ley no permite declarar familiares que perciban un ingreso anual de por lo menos 15.552 pesos.

Entre enero de 2009 y marzo de este año, los haberes jubilatorios se multiplicaron por 2,8, mientras que el porcentaje del descuento tributario avanzó 4,3 veces, porque los ingresos máximos que quedan exentos del impuesto se ajustaron en menor medida.

MOVILIDAD

El año pasado, el incremento por movilidad para todas las jubilaciones del sistema nacional fue de 31,05% medido de punta a punta (de enero a diciembre). Fue un nivel muy cercano al de la inflación que, para una canasta de bienes y servicios armada específicamente para un jubilado, registró el índice de la Defensoría de la Tercera Edad de la ciudad de Buenos Aires. Ese índice dio 30 por ciento.

Mientras tanto, los valores que determinan el pago del impuesto a las Ganancias no se modificaron y el Gobierno decidió, tan sólo, excluir el medio aguinaldo cobrado en diciembre de la base sobre la que se calcula el tributo. Fue una medida insuficiente para evitar que se elevara la carga fiscal sobre los ingresos, tanto de asalariados y jubilados como de trabajadores autónomos.

Si se toma como punto de partida 2002, la situación es de mayor crecimiento de la presión impositiva en el caso de quienes hicieron juicio y obtuvieron sentencia según el criterio Badaro decidido por la Corte (que implica que entre 2002 y 2006 los haberes debieron haber subido a la par de un índice de salarios activos).

Según Tróccoli, una persona que en 2004 ganaba 857 pesos comenzaría este año a pagar Ganancias si logró que le ajustaran su haber según lo determinado por la Justicia.

El esquema de cálculo del impuesto incluye una tabla de alícuotas que son más elevadas cuanto mayor es el monto percibido por la persona. Pero los topes de ingresos que definen si se está alcanzado por una u otra alícuota no se ajustan desde la década del 90 y eso produce que, por subas nominales de haberes o salarios, se salte de una tasa a otra.

Y eso potencia, según destaca Tróccoli, el hecho de que la carga tributaria vaya subiendo, como un avance silencioso del Estado sobre el bolsillo de las personas, porque no media norma legal alguna para que ocurra. Es sólo la inflación haciendo parte de su trabajo distorsivo.

FINANCIAMIENTO PARA EL ESTADO

El ajuste anunciado este año para Ganancias encierra todavía una cuestión poco clara. El Gobierno fijó una suba de 20% en los valores que definen cuál es el ingreso mínimo a partir del cual se debe tributar. Sin embargo, y pese a que el impuesto es de cálculo anual, debido a una resolución de la AFIP el esquema sólo se aplica desde los ingresos de marzo para el pago de anticipos vía descuento salarial. Así, el efecto en el alivio de la carga es menor que el anunciado. De todas formas, varios tributistas entienden que, al realizarse la liquidación anual el cálculo deberá hacerse con los nuevos valores aplicados para el año completo. De ahí surgirán, por lo tanto, diferencias a favor del contribuyente que estaría financiando ahora al fisco con parte de sus ingresos.